Adidas y el síndrome Forest Gump

En la gran puesta cinematográfica protagonizada por Tom Hanks se revela un aspecto del correr, del running, del run Forest, run. Un aspecto de corte psicoanalítico que tiene que ver con lo terapéutico. En el film el personaje corre en un comienzo para huir del típico maltrato adolescente del cual es víctima por su situación de anormalidad. Corre para dejar detrás de sí a los otros, a lo otro, o por fin, a sí mismo. 

El nombre Maratón monumentaliza aquel acontecimiento histórico en el cual un hombre corrió 42 km para llevar un mensaje y cayó muerto (literalmente) luego de comunicarlo. Ese acontecimiento es ahora simbólico y conserva su significancia. La muerte experimentada es ahora la muerte simbólica, el dejar detrás de sí, a sí mismo.

Más allá de lo deportivo que incluye lo competitivo y lo saludable, Adidas en sus gráficas publicitarias destacó ese otro aspecto del correr por el correr mismo en donde lo que se deja atrás es la rutina, el vicio, lo cotidiano.

En el correr por el correr mismo se deja atrás la lógica del capitalismo, del intercambio, del cálculo. La lógica que implica encausar las energías dentro del circuito productivo, ya sea produciendo, consumiendo lo producido o reproduciéndo. Cuando se corre por correr, no se produce nada, es una actividad masturbatoria, infértil. Pero la publicidad en este caso logró absorverla, el sólo hecho de estar sponsoreada y organizada por una marca de ropa, logró volverla productiva, contradictoria.